
ni me crucifico.
Estos 33 son de otro palo.
Cambiar de cartas
no te hace a ganar,
pero redoblás la apuesta
aunque no ligués.
Porque el fondo no busca luz
y tiene sombra,
pero el pasado fue peor
y se llevó la claridad.
El reloj no está en hora,
marca el juego de morirse ayer.
Es que la vaca sagrada
no toma de su leche;
nunca estuvo atada,
se echa a perder.
Vagando en otra calle
(que hace 396 meses),
con más coraje
(que las últimas 1.584 semanas)
y la misma puta melanco
(de las últimos 12.045 días),
destapo otro tinto por lo que fue...
y será.