9.4.09


El escape a la victoria
tuvo sabor a futuro,
a lucha de David y Goliat,
a un asiento en el subte D
a las 10 de la mañana.
Y dijo que la razón
venció a la fuerza (otra vez),
sin la suerte del campeón,
que la paciencia no es espada,
es escudo, una lanza.
Una carcajada en pelotas,
saltando de charco en charco,
se envuelve por Buenos Aires
cantando a grito pelado
cosas que son reales:
"Vos quedate tus morlacos,
yo con mis ideales".