Tres años de amor y ternura, divina locura,
sembrando en el pecho razones de hacer,
comprando con muecas su pasaje al mundo
jugando hace grande mi razón de ser.
Sonrisa que tiene sol de primavera,
huecos en la cara que imitan mi ayer.
Sus ojos me dicen, aunque estén mojados,
que es largo el camino para recorrer.
Como la otra flor, del mismo jardín,
me cambia de mano en la ruta gris
me vuelve de roble, y me hace sentir...
que abrazo sorpresa siempre vale doble.

Madura la tarde frente a la ventana,
el crío que chilla queriendo jugar.
Presente de cuento, pétalos de ayer,
y dos veces diez vagando recuerdos.
Apóstoles en desuso,
testigos de otra era confinados a pelear
un mano a mano al campeón de olvido,
sobrándoles aire y sin respirar.
Remolinos de inocencia,
deseos de insolencia.

Se baila una polca ahora en el marote,
la carrera de caracoles no tiene ganador.
Por qué aquella angustia dice más de vos?
nubla la vereda, mira la otra orilla,
tiene un pitucón en el corazón.
Redobla seguro de que alguien lo garpa
pero la milanga no tiene verdad
(no la quiere ver),
la bandera sube a desgano al mástil
y saca provecho el mago de verse llover.
El repiqueteo se ausenta del sueño
el topo no quiere perder su lugar
compra los boletos, y el abecedario,
da la vuelta al mundo una y otra vez.