27.12.07

Gracias a todos…
A los que están (siempre),
los que vinieron y los que eligieron irse,
los que piden que me quede,
los que suplican que me vaya.
A los que se llevó "el Jefe",
los que se podrían ir al infierno,
los que no cuentan ni pa' sumar,
los que aparecen cuando no duermo.
Los que se meten sin previo aviso,
los que sonríen sin permiso,
los de la vida real, los de la vida virtual.
Los que chamuyan y los que escuchan,
los que me escupen y los que me besan,
los que estudian, los que profesan.
Los que se esfumaron,
los que en pipa me fumaron,
los que me la hicieron chupar,
los que me la chuparon.
Gracias a todos, de corazón,
por haber formado parte de este año de mierda,
y haberme hecho notar del valor de la ceguera.

2007, menos mal que te vas,
ojalá sea a nunca vuelvas...
(Y te despido con valentía
porque el 2008 va a ser mío, lo siento acá...)

18.12.07

En medio de nadie
con la cara roja y olor a sal,
con el cuerpo frío
y sentado en la arena
me puse a escuchar.
El mar y el viento hablaban de mi,
decían que nadie, ni siquiera yo,
sabían del todo lo que iba a buscar.
Pero que ahí estaba,
solo y sin mochilas,
las había dejado antes de volar.
Dos pares de pares de cigarros rubios
fueron compañía en esa aventura
de sentirme libre...
de una buena vez.
Sólo hubo un dolor, el de mi quijada,
que al tiritar pudo arrancarme
de ese vuelo hipnótico y hacerme bajar,
retomar las armas dispuesto a luchar.

16.12.07

Treinta y dos kilómetros a pie,
uno por año, toda una vida,
de un desierto con oasis
de una rosa con espinas.
Cada día el mismo adiós,
cada noche un nuevo insomnio,
inquietudes que alborotan
las alas de la impaciencia.
Lejos, lejos de todo,
en un viaje a nunca vuelvas,
suena a batallas sin guerra
y a café descafeinado,
pero el alma al aire libre
le da sabor a mi piel.
El sol de la primavera
hoy me levanta los brazos
cuando amago tirar la toalla,
me pide que me baraje,
que de de nuevo mis cartas,
y que tome esta llegada
como un punto de partida.

Feliz cumpleaños... a mi.

8.12.07

A veces vuelve el pasado

con cara de pelotudo
y una bolsa de suspiros.
Baila con la infidencia,
se besa con la locura,
y yo tratando de ser
me cuelgo en aquella noche,
una entre todas las muchas noches.
Me quedo en esa vena

y pierdo el control,
mezclándote toda con el tamiz del olvido,
pero mato un poco más
aquella ilusión fugaz,
es que las últimas nuevas
no pasan del colador.

Porque el hielo no deja su frío
ni aún cuando se derrite.



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