Abundancia de canciones,
rienda suelta a la locura,
la calle llena de ruidos...
un viaje a las emociones.
Un rayo de sol entre las nubes.
La misma ruta
y tan diferente el camino:
iba como loco malo,
volvía sin antifaz.
Mirando por el espejo,
solitaria y de pie,
la muerte de vacaciones.
Una Buenos Aires en pelotas,
un vuelo sin usar velo,
palabras con chacarera
y una galera de trucos bizarros.
La magia jugando a las escondidas
robando calor,
reclamando libertad,
y brillando en ojos sencillos.
Un mismo camino que besa los pies.

Aparece el fantasma y nos deja en orsai.
Pinta el fau y sin importar si es en el área.
Con los brazos en jarra mirando el reloj
busca el banco, pero nunca pide el cambio.
A veces no es la semilla,
sino la tierra la que mufa la cosecha.
(mentiras en cuotas encuentran la luz
en la mesa de saldos de un desamor).
No hay odio, no aprendí,
es dolor de saber y no saber.
Se apagan todas las luces,
la vela no da calor.
La soga sigue cagada,
la boca se tuerce pero no la suelta,
y siguen los mismo muertos
muriéndose un poco más.