28.7.08


No temo, ni escapo,
fumando espero.
Aunque se asome la noche
o me nuble la azotea,
la guardia siempre está alerta
por si un dolor me golpea.
Si se me bañan los ojos,
o se me pierde la sonrisa
y me vuelvo un limón,
bien plantado me dispongo
a pelearle mano a mano
batalla tras batalla,
hasta ver un ganador.

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