No entienden que estar
no es igual a soportar,
que ponerse a lo último
no es por por placer,
es solidaridad.
Que no alzar la voz no es sumisión,
sino dedicación,
que callar no está en el contrato,
es un calmante a elección.
Pelotudos que no entienden
que mi corazón no se alquila,
ni se compra, por lo menos en metálico.
Idiotas, que me rompen las pelotas
con excusas altaneras y soberbias desmedidas
rellenas de algún dudoso poder.
Otarios que me toman por salame,
y que creen que soy ligero,
ni ellos saben: no soy bueno,
sólo tengo buenas intenciones,
y de boludo sólo porto la cara.
A esos, los que no saben oír, ni ver o callar...
mucho menos sentir,
que no aprendieron el grandioso juego de dar
sin recibir,
ya no esperen nada mas.
Ya levanté la voz, ya no me voy a callar...
Que se metan en el culo sus miles y millones,
sus regalos y adulaciones.
Para vivir nací...
y este tren no va a descarrilarse ahora
así porque si.

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